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Channel: HUMORADAS de Enrique Gallud Jardiel
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Catálogo de falacias políticas

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Fieles a nuestra labor docente-pedantesca sin ánimo de lucro, explicamos aquí un tema de lógica teórica —las falacias— que sirve para lo que ha venido sirviendo la lógica en este país desde tiempo inmemorial: absolutamente para nada.

Falacia de la ambigüedad. Dices una cosa y la contraria. «Todo es mentira, salvo aquello que no lo es.»

Falacia de la afirmación gratuita. Que se explica por sí misma. «Nuestros enemigos mienten siempre.»

Argumento ad baculum. Recurre a la fuerza. «El pueblo nos ha dado la mayoría absoluta.»

Falacia de la composición. Donde se aplica al todo lo de las partes. «Hay políticos honestos, por lo tanto, los políticos son honestos.»

Falacia de la concesión desmesurada. Se sacan conclusiones exageradas de una premisa. «Los papeles de B. son una fotocopia, luego lo que ponen es mentira.»

Falacia ad consecuentiam. Que saca conclusiones irrelevantes. «La gente sigue yendo al hospital, luego la sanidad no está tan mal como dicen.»

Falacia del continuum. Es el argumento de continuidad. «Si te pagan un céntimo de más, ¿debes ir a la cárcel por ello? Obviamente, no. ¿Y si te pagan dos? Tampoco. Entonces, si añades los centimos de uno en uno, por mucha que sea la cantidad, nunca se podrá trazar un límite ni demostrar que eres un sinvergúenza.

Falacia del ignoratio elenchi. Por elusión del asunto. «—Por lo que ha hecho, debe usted dimitir de su cargo. —Es que no quiero.»

Falacia del embudo. Alegando un caso especial. «Engañar a Hacienda es un crimen. —Es que si lo regularizamos, es distinto.»

Falacia genética. Que apela al origen. «¿Cómo se puede criticar la monarquía, si es el sistema de gobierno que más ha durado en la historia de España?»

Falacia ad hominem. Descalificando al hombre. «Los que nos denuncian no tienen razón en sus acusaciones, porque son todos unos impresentables.»

Falacia ad ignorantiam. Apelando a la falta de información. «No sabía que yo seguía teniendo esa cuenta bancaria.»

Falacia ex silentio. Con evidencias negativas. «Al partido nunca le importó que se cometieran ilegalidades. De hecho, nunca me denunció.»

Falacia de la pendiente resbaladiza. Mediante una concatenación negativa. «Si no les damos mucho dinero a los bancos, no podrán dar créditos y las pequeñas empresas se hundirán.»

Falacia de la petición de principio. Donde se parte de aquello mismo que se quiere demostrar. «Nadie puede cuestionar nuestra honradez porque nosotros somos honrados y los honrados nunca hacen nada deshonroso.»

Falacia ad populum. Que apela a la multitud. «No lo estaremos haciendo tan mal cuando aún no nos han echado.»

Falacia del sequndum quid. Consiste en una mala generalización. «—¿Regularizó el tesorero su dinero negro? —No, porque no lo hizo con su nombre.»

Falacia del tu quoque. Que alega la incompetencian del oponente. «Todo lo que hacemos es por culpa de la herencia recibida.»

Falacia ad verecundiam. Apelando a una autoridad. «Merkel dice que lo estamos haciendo bien.»

Falacia del muñeco de paja. Desafía las tesis del contrario. «¿Por qué no privatizar todo? Si, total, se ha demostrado que el socialismo no tiene futuro.»

Falacia del non sequitur. Cuando la conclusión no se sigue de las premisas. «En nuestra declaración de la renta no figura que hayamos cobrado dinero negro, luego no lo hemos cobrado.»

Falacia ad misericordia. Consiste en pedir lo que no se merece. «Pedimos el apoyo de los ciudadanos para llevar a cabo nuestro proyecto de gobierno.»

Falacia de la lealtad. Apelando a las emociones. «Tenemos razón, porque amamos a España.»

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