No contaré cómo se fuga el protagonista de la película de Don Siegel, porque no quiero que ningún preso que no haya visto la película pueda sacar ideas de este libro sin pagármelas como es debido. Así es que prescindiré de analizar la cinta y hablaré tan solo de Alcatraz, un hogar forzoso y una filmansión muy reutilizada.
(He escrito a la Real Academia de la Lengua proponiéndoles que incluyan en el diccionario ‘filmansión’, este neologismo de mi invención, pero no me han contestado. Les volveré a escribir y esta vez me aseguraré de poner el sello en el sobre.)
La prisión de Alcatraz se llama así porque está situada en la Isla de Alcatraz, junto a la bahía de San Francisco, que se llama así porque allí está la ciudad de san Francisco. Nos abstendremos de hacer comentarios sarcásticos sobre la imaginación estadounidense.
Esta prisión —famosa por sus controles de seguridad que se supone que impedían cualquier intento de fuga— ha sido residencia de muchos personajes en muchas películas, por lo que cualifica perfectamente como «filmansión» o casa de ficción utilizada en una película.
Quizá una de las películas menos olvidadas sea Fuga de Alcatraz [Escape from Alcatraz], en la que se narra cómo tres reos que estaban presos en Alcatraz se fugan de Alcatraz (¡más de lo mismo!). Hacen cabezas falsas con pelo real y excavan con cucharillas un túnel en las celdas que les permite huir por el sistema de ventilación sin despellejarse demasiado. La cinta la protagonizó finalmente Clint Eastwood, que estaba lo suficientemente delgado para meterse por las cañerías, después de que Marlon Brando no superara el casting, por quedarse atascado.
Alcatraz había sido primero un fuerte y, luego, una prisión militar. Entonces el ejército se sintió generoso y decidió ampliar su hospitalidad a la población civil, por lo que entre 1934 y 1963 el lugar se convirtió en una penitenciaría de máxima seguridad, con celdas individuales, provistas con camas para seis personas, lo que no deja de ser una contradicción como una catedral de gótico flamígero. El cuerpo de funcionarios de prisiones estaba especialmente adiestrado para tratar con los internos y cobrar pluses, a tanto el moratón. Esto no deja de ser justo, pues es sabido que los carceleros no están en absoluto bien pagados.
En la actualidad la prisión ya no se utiliza como tal y se conserva como atracción para los turistas cretinos, que se dejan encerrar durante unas horas en las celdas para imaginarse el estado de ánimo de los condenados. Algunos empleados bromistas les dejan allí dentro a veces durante dos o tres días.
Importantes delincuentes pasaron parte de su condena en esta prisión. Entre ellos pueden destacarse a Robert Franklin Stroud (el famoso hombre de los pájaros), a «Machine Gun» Kelly y, sobre todo, a Alphonse «Scarface» Capone, conocido por no pagar sus impuestos a tiempo.
La cárcel de Alcatraz no tiene ningún encanto especial, a decir de los que han vivido allí y la conocen bien.