Quantcast
Channel: HUMORADAS de Enrique Gallud Jardiel
Viewing all articles
Browse latest Browse all 4313

Julián Marías

$
0
0

 

         

Tenía yo quince años (1973) cuando fui con mi madre a visitar a su casa al filósofo Julián Marías.

          Mi madre, entusiasta de la India, tenía interés en conocer al discípulo de Ortega, porque en 1961 Marías había viajado a la India para asistir a un congreso de filosofía en la ciudad de Madrás y, a su regreso, había publicado un logrado libro, Imagen de la India, en prosa poética, que en el que daba un testimonio medio simbólico medio sociológico del ethos indio.

          En un despacho lleno de libros y papeles por todos los suelos don Julián nos recibió y habló de sus experiencias en Madrás. Fue amabilísimo y doctísimo, y lo que yo entendí de aquella conversación me sirvió durante muchos años como piedra de toque para la literatura, para leerla y apreciarla, y también luego para escribirla.

          Porque Julián Marías —no sé cómo salió el tema— nos habló del concepto de la «calidad de página».

          Según él, no valía considerar las obras literarias como un todo («cuando leas toda la novela, verás como es muy buena»), sino que cada una de sus partes, de sus páginas, tenía que tener calidad propia y descontextualizada.

          El procedimiento de comprobación era abrir un libro al azar y leer una página entera, pero nada más. En aquel fragmento tenía que haber algo bueno: una prosa admirable, un personaje atractivo, el esbozo de un argumento interesante, un punto de intriga, de humor, de belleza, algo con entidad propia. Si una página al azar era inocua, entonces era muy alta la posibilidad de que hubiera en el libro muchas otras páginas inanes como ella.

          Literariamente, el consejo no tenía desperdicio. Cada frase tiene que tener valor. La paja, para los burros y el relleno, para los peluches.

          Hablamos también de Ortega —un ídolo en nuestra familia—, pero a don Julián no le hizo mucha gracia. Parecía que estaba un poco harto de que le consideraran un discípulo suyo y quería desvincularse de ese nombre. Además, él era una persona muy religiosa y se resentía del laicismo del que fuera su maestro.

          Recuerdo que cuando nos fuimos le regaló a mi madre un ensayo sobre la India, escrito no recuerdo por quién, diciéndole que era un libro muy bueno. Nos despidió con mucho cariño.

          Luego mi madre me dijo que tal libro había resultado ser no solo un bodrio, sino un libelo infamante contra el país y que lo había roto, enfadada. Nos quedamos con la duda de si el mismo Marías lo había leído.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 4313

Trending Articles