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Channel: HUMORADAS de Enrique Gallud Jardiel
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¿Quieres compañía

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 ¿Quieres compañía?

¿Quieres crear una compañía, quiero decir?

Entonces necesitarás un nombre.

Si te ha llegado el momento de decidir el nombre que te acompañará en tu vida profesional, necesitarás un nombre nuevo, original, no usado, no malsonante, no asociable a ningún partido político y, a poder ser, que no se parezca a los que figuran en el Registro Mercantil, salvo que no tengas objeción a que tu tienda de ropa se llame M & H, Zaara o Cortefel.

Debe tener relación con la actividad que desarrolles, de lo contrario te pasarás la vida dirigiendo a los clientes a otros establecimientos. Ha de ser sonoro («Traeeppsksk», por ejemplo, no vale), elegante («Bar Chotino» no mola) y fácil de pronunciar («Freijstenmüllers» quebró). Aunque parezca algo accesorio, resulta esencial para el éxito de tu proyecto comercial. Algunas empresas eligieron sus nombres por los motivos más curiosos y así les ha ido.

Las siglas y acrónimos son el procedimiento más común, como vemos en Microsoft (Microcomputer Software), en Caprabo (de los apellidos de los fundadores: Carbó, Prats y Botet), en Repsol (Refinería de Petróleo de Escombreras Oil) o en Mercadona (Mercachifle de Barcelona).

El azar también interviene. Apple tenía que elegir un nombre ese día; como el dueño se estaba comiendo una manzana, puso ese nombre. Si hubiera elegido el nombre al día siguiente sus ordenadores se llamarían quizá Water Melon. Para elegir si su empresa se llamaría Hewlett-Packard o Packard-Hewlett, los dos socios tiraron una moneda al aire. Hewlett ganó, pero la moneda se la quedó Packard, para consolarse.

A veces se ha usado la palabra que estaba más a mano. Carrefour (encrucijada, en francés) se llama así porque la primera tienda estaba en un cruce. Adobe es el nombre del río que pasaba cerca de la casa del fundador de la empresa. Danone proviene de Dan (diminutivo de Daniel, hijo del dueño) y One (uno, porque era el primer hijo). Sus hijos menores se emanciparon pronto y fundaron empresas rivales a la de su padre, llamada Dantwo, Danthree y Danfour, pero no tuvieron éxito porque usaban leche de camello para abaratar.

Aparecen, a veces, palabras cultas. Tal es el caso de Xerox, especialistas en fotocopias en seco (del griego ‘xer’, «seco»). Yahoo es el nombre que Jonathan Swift, en Los viajes de Gulliver, dio a una persona con aspecto repulsivo (si la empresa hubiera sido española no queremos decir cómo se llamaría para no granjearnos enemistades). Sony proviene del término latino sonus (sonido). Nero es el nombre inglés de Nerón, de quien se dice que incendió Roma, lo que no sabemos qué relación guarda con el asunto. Canon viene de kwanon, una palabra japonesa que designa al Buda, famoso por cobrarles impuestos a sus discípulos. Niké es la diosa griega de la victoria, pero ella iba descalza.

También se han puesto nombres por capricho. El creador de Lotus era profesor de meditación trascendental, donde el loto simboliza el desarrollo espiritual. Lycos proviene de Lycosidae, el nombre latino de una variedad de arañas. Kodak no significa absolutamente nada en ninguna lengua: es una gran majadería de nombre que le sonó bien a su inventor.

La deformación ha intervenido a veces. La palabra Hotmail se eligió porque incluía las letras HTML, el lenguaje utilizado para programar páginas web, e inicialmente se escribía Hotmail, lo que cansaba mucho al teclear. Googol es un término algebraico que representa un uno seguido de 100 ceros, pero al escribirlo alguien cometió una errata y de ahí nació Google, la palabra que ha entrado en el libro Guinness como el vocablo que más gente en el mundo pronuncia mal.

Hay nombres desafortunados. La casualidad, la mera ignorancia o simplemente el hecho de no fijarse bien en el nombre que se elige pueden hacerte una jugarreta. Tal es el caso de una inmobiliaria llamada Construcciones CAE, de una empresa fabricante de extintores para incendios llamada Palma-Peña o de un restaurante vietnamita de París que tiene por nombre Tan Dao Vien.

Así es que piénsatelo dos veces ante de decidirte.

 



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