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Channel: HUMORADAS de Enrique Gallud Jardiel
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EL ESPAÑOL DE LA HISTORIA

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 Un suceso sucedido hace unos pocos años (¿o habría que decir «un evento eventado»? ¿O «una acacia acaecida»?) me compele —aunque con retraso— a protestar en voz alta (lo que en tipografía se conoce como negrilla). Y este suceso fue la votación del Español de la Historia.


Para mis queridos hermanos de América que tienen el grandioso privilegio de no tener que ver las inmundas televisiones españolas, diré que esta mangarciada (copiada, por cierto de otros países) consistió en una encuesta patrocinada por una cadena televisiva para ver qué español resultaba más representativo. Para no avergonzarles, mantendré oculto el nombre de la cadena y no lo mencionaré en absoluto, lo que no hará ninguna diferencia, pues todo el mundo sabe que fue Antena 3.

Recuerdo la clasificación final y tiemblo. Los resultados eran atroces.

Ganó el rey Juan Carlos I. Esto suena a papanatismo. Parece que daba miedo no votarle como mejor. Sus logros, malogros o deslogros la historia los dirá. Sólo indicaré que sirvió esto para que los presentadores hicieran entre risitas un sarcástico comentario del tipo: «Parece ser que no hay muchos republicanos en este país, ¿no?» Lo cual, puede que sea verdad, pero es un craso error. En un mundo bien organizado, para los puestos de poder debe imperar siempre la meritocracia y no un anticuado sistema de castas. Pero no sigo con esto, porque me enfado. (NOTA: En la encuesta hecha en los EE.UU. ganó Ronald Reagan.)

La segunda posición fue para Cervantes, el tópico con patas. Un señor aburrido, que fue a la cárcel por malversación de fondos y contabilidad creativa y que tuvo una idea literaria... que no supo aprovechar y desperdició en un libro farragoso que no ha leído casi nadie. ¿La causa de este voto? Sencilla: ¿cómo no vamos a decir que Cervantes era genial? ¿Qué pensarían de nosotros? Hay cosas que es obligado decir y las personas bien amaestradas las dicen cuando se les indica.

Lo siguiente ya era más triste, porque los españoles eligieron como tercer español más representativo a Cristóbal Colón, ¡que no era español! La cultura nos rezuma. Sí hubo, ¡cómo no!, gentes que dijeron en su momento que Colón era gallego (como también lo dijeron de Walt Disney), pero ningún historiador se tomó en serio ese exabrupto patriotero. Los Colón eran genoveses mientras no se demuestre lo contrario. Luego el almirante no podía figurar en esta lista. Tampoco fue una figura honrosa: 1) Se equivocó al interpretar un mapa; 2) No reconoció que aquello no era Cipango; 3) Murió creyendo tontamente que el fin del mundo tendría lugar a los pocos años; y 4) Ahorcó a bastantes indígenas inocentes y cometió tantas tropelías que le tuvieron que traer de vuelta aherrojado. No fue una persona muy honorable, sino un malvado ambicioso con suerte.

De ahí para abajo la lista confundía y abochornaba.

Un ciclista como Induráin, incapaz de hablar en correcto castellano, se consideraba un español más representativo que Velázquez.

Un chófer con el buen gusto y la elegancia natural de Fernando Alonso estaba por delante de Goya o Antonio Machado.

La tonadillera Lola Flores era más importante que Carlos V o Felipe II.

La también tonadillera Isabel Pantoja vencía a Ortega y Gasset y a Unamuno.

La asimismo tonadillera Rocío Jurado resultaba más española que don Pelayo.

Valorábamos más los méritos históricos de Letizia Ortiz que los de Alfonso X, «el Sabio», o Gaudí.

Felipe González estaba por delante de García Lorca.

La labor de David Bisbal era más apreciada que la de Vicente Ferrer.

No había ningún músico en la lista.

No estaban en ella Lope de Vega, ni Góngora, ni Calderón, ni Quevedo; pero Aznar sí.

Franco no ganaba, pero ocupaba un honroso lugar.

Según esta votación el mejor actor español de la historia había sido Antonio Banderas.

En cuanto a los presentadores del programa, contribuyeron también decididamente a la cultura con afirmaciones equivocadas, como que Ramón y Cajal fue el primer español en recibir el Premio Nobel, en 1906 (era mentira: José de Echegaray lo había ya recibido en 1904).

Las gentes entrevistadas no quedaron mucho mejor. Todo fue patriotería. Los habitantes del pueblo natal de San Juan de la Cruz (Fontiveros, en Ávila) dijeron que el santo había sido el mejor español de todos los tiempos y que indiscutiblemente merecía el galardón, aunque reconocían que no sabían muy bien por qué.


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