Ya lo sé, ya lo sé: suena tremendamente soberbio y pretencioso, pero yo nunca dije que la humildad y la modestia formaran parte de mis virtudes.
En alguna entrevista me preguntan (al final y como tema obligado): ¿cuáles son sus siguientes proyectos? No los puedo contar todos, puesto que no tendría suficiente espacio para hacerlo ni el lector suficiente paciencia para leerlos. Aquí, afortunadamente, puedes escribir todo lo que te apetezca con la completa seguridad de que casi nadie lo leerá entero. Así es que aprovecho para desahogarme. Eso sí: pido perdón de antemano por la ambición y la prepotencia.
Básicamente la cosa está así: yo no puedo morirme en bastantes años porque me quedan aún muchas cosas por escribir. La Muerte va a tener que esperarse antes de venir a pisarme el huerto (que decía Serrat). No pienso escribir tanto como Lope de Vega, más que nada por respeto, porque no me gustaría quitarle el primer puesto de nada, que lo tiene bien merecido. Pero a Asimov, por ejemplo, no me importaría nada adelantarle en cantidad de libros escritos y ése es el objetivo que me he propuesto: escribir más que don Isaac, que publicó 469 libros en toda su vida.
Voy por los ochenta, así es que calculo que quemaré varios ordenadores hasta que consiga cumplir mi objetivo. Todo ello con la inestimable ayuda de mis queridas editoriales: Miraguano, Renacimiento, Verbum, Azimut, La Regla de Oro, LapizCero, Carpe Noctem, Dalya, Fundamentos, Sílex, Kiwi, Corona Borealis, Ápeiron, Humor Sapiens, Alas, Alderabán, Muñoz Moya, Denes, Hiperión, Antígona, Oberon, Bolchiro, Sial, Biblioteca Nueva... (no sé si me dejo alguna)
El año pasado publiqué quince libros, lo cual es altamente insatisfactorio, pues de esa manera no llegaré a mi meta: tengo que acelerar un poco el ritmo.
Tengo unos veinte acabados y en imprenta, que irán saliendo en meses sucesivos y unos diez o doce mediados y en espera de encontrar editor. Luego están los encargos que me van haciendo y las cosas que surgen sobre la marcha.
Y luego están los proyectos: ideas para nuevos libros que sólo esperan su turno pero que engrosarían el número de mis proyectos más o menos inmediatos. Concretaré:
Estoy elaborando una «Historia cómica de España», pero en su momento redacté una «Historia cómica de Aragón», lo que podría ampliarse a todas las comunidades de nuestro país e incluso a naciones hispanoamericanas. Ahí hay más de una veintena de temas posibles.
También escribo una «Historia cómica de la filosofía», que saldrá el año que viene. Raro será que no me embarque después en una «Historia cómica de la pintura», que también me apetece mucho. Y en un libro general: «La cultura es un asco».
Los libros de escritos cortos sobre parodias literarias también me resultan muy agradables de escribir y son placenteros de leer. Ahí no hay tope. El siguiente que aparecerá (en otoño) se llama «Gamberradas literarias». Y para el año que viene está en el horno «Géneros literarios de tres al cuarto». Aunque también existe la posibilidad de parodias largas sobre obras concretas: «La Ilíada en broma», «Fausto visto con lupa», «Romeo, Julieta y el boticario», ya saben.
He hecho una docena de ediciones críticas de libros de todo el mundo. Ése es un terreno inagotable. Ahora estoy dedicado a elaborar guiones de cómics para niños, lo que también es un terreno con mucho futuro.
Por falta material de tiempo aún no me he dedicado a publicar mi teatro: tengo escritas una docena de comedias que intentaré colocar donde pueda y en un cuaderno poseo apuntados un montón de temas sobre los que podría escribirse algo perfectamente.
Hay géneros que aún no he parodiado: la novela negra, de terror, erótica... A todo le llegará su vez.
Planeo varios ensayos sobre temas teatrales: un monográfico sobre Alejandro Casona, un estudio sobre el tema de la delincuencia en el teatro español del siglo XX, otro estudio sobre las comedias sánscritas indias, otro más sobre el personaje del gracioso en Lope y seguidores, aún otro más sobre las guerras literarias del Siglo de Oro que planeo hace mucho y para el que tengo recogido un kilo de fichas, etc.
«La guía del perfecto anarquista» es un volumen que estoy acabando donde recojo mis ideas políticas y me meto con mucha gente (con demasiada, me dicen lo que lo han leído). Lo complementarán otros dos volúmenes titulados provisionalmente «Las crónicas de Absurdia» y «Españoles de moral cochambrosa», que todos ustedes pueden imaginarse de lo que tratan.
No dejo de lado el hinduismo, no, no. Trabajo en un monográfico sobre la figura del dios-mono Hanumán, símbolo de la fuerza y la lealtad. En breve aparecerá «El alma del universo», un tratado sobre la proto-ecología del hinduismo, que sacralizó a animales, a ríos y a montañas para preservar el clima y mantener el equilibrio. Saldrá para el otoño. Además, me queda por escribir una historia del hinduismo y por traducir un buen puñado de obras poéticas maravillosas que no existen aún en castellano. Tengo pendiente un tomo sobre los «Misterios del hinduismo» y una obra divulgativa, «El hinduismo en cien preguntas», para gentes con prisa por acabar. «La mujer en la India» también merece un trabajo aparte, que emprenderé algún día. Y lo mismo puede decirse de «Las ciencias en la India antigua». Y no existe ningún bestiario indio, lo cual es una vergüenza y un desperdicio. Tampoco existen en castellano semblanzas de los grandes indios (salvo de los que tienen que ver con el espiritualismo, pero hay muchos más). Y «Momentos estelares de la India» sería un buen título para una selección de momentos históricos decisivos. En fin: que queda mucho por escarbar aquí. El jainismo, del que casi no hay nada en castellano, también tendrá su sitio en esta tanda.
Trabajo ahora en un libro de humor, «Oficios que no valen la pena», cuyo título es autoexplicativo.
También (¡cómo no!) tendré que escribir algún día mi biografía, porque me han pasado cosas. Se titulará «Los sesenta de un sesentón» o «Los setenta de un setentón», ya dependiendo de cuando tenga tiempo para dedicarme a ello. Espero que, cuando me ponga, no se me haya olvidado casi todo lo interesante, como suele pasar. Esto no quita para que escriba antes algún que otro libro fragmentario de índole biográfica, como uno para contar cómo en el año 1972, con catorce años, en compañía de mi madre, di la vuelta a la India en moto.
Mi novela «Los dioses dormidos» ha gustado lo bastante como para llevarme a que emprenda la elaboración de «El jazmín del desierto», otra novela romántica de aquí te espero, para llorar mucho y conmoverse hasta el tuétano (o eso espero). Está finalizada y a la espera de examen.
¡Atención, jardielistas! Mis estudios y recopilaciones sobre Jardiel también se verán incrementados. Tengo en trance de edición todo su teatro breve, una edición de sus novelas cortas y una colección de cuentos cortos. Y hay cuentos para cuatro o cinco libros más. Aparte, tengo a punto de finalizar un estudio sobre sus novelas. Y me planteo una recopilación de sus cartas y otra de sus entrevistas, pues hay mucho material.
«Teoría y mecanismos del humor» es un libro teórico que aparecerá antes de Navidad. Lo complementaré —espero— con un «Diccionario del humor», que incluirá autores, obras, recursos, y muchas más cosas y que tardará mucho más, porque lo voy dejando a un lado, acuciado por cosas más urgentes.
De varios de estos proyectos mencionados, planeo hacer una versión infantil, más breve y más blanca. Están por aparecer dos volúmenes de mi «Historia para reír», pensada para que los más pequeños aprendan esta asignatura con agrado.
Otro libro del que estoy muy orgulloso y que estoy ahora moviendo es «Viajes chapuceros y lugares espantosos», parodia de los libros de viajes. «Canallas y mangurrinos» colección de parodias históricas que anda por ahí y que espero que pronto vea la luz.
En cuanto a libros más light, tengo recopilados unos centenares de «Anécdotas teatrales» que pueden constituir un volumen majo.
Y luego están algunos libros que aún no tengo bien claro cómo van a ser y de los que dispongo sólo de un título provisional, como son «Sexo para puritanos», «La guía del oficinista feliz», «Cómo ser culto en diez días», «Los hipopótamos de la lengua», «Literatura birriosa» y otros.
Todo ello sin olvidar mi gran libro sobre «Los perros en la literatura», con el que estoy seguro de que me ganaré el cariño de muchos.
En fin: que no me falta trabajo.
Todas estas amenazas literarias penden sobre vosotros en el futuro.